Sonríele a la vida. Enfréntate a ella con la mejor de tus
sonrisas


Divino tesoro.








Y recuerdas una línea lejana; una línea que marcó el principio de todo. Y transcurre el tiempo, se acerca la meta y vamos quedando menos. Entonces es cuando empiezas a crecer más y la cosa se complica. Y compartes; compartes ilusiones, estrés, cansancio, sueños, y muchos muchos momentos: buenos, malos y regulares pero cualquiera inigualable. Y cuando llegue la meta, dentro de dos años, y no se sepa que va a pasar ni que habrá pasado con cada uno de nosotros, sabes que nunca desaparecerán, porque siempre han estado ahí, más cerca o más lejos, pero han estado, aportando ayuda, y siguiendo contigo, ya que seguirán dentro de ti, porque nunca te han dejado, y tampoco tú les dejarás a ellos.

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Él es como una canción. Una canción compuesta solo para ti, que siempre tiene cosas nuevas para mostrarte, por eso nunca te cansas de ella. Que por mucho que la escuches sigue sorprendiéndote no solo por lo que dice, si no también por lo que es toda en conjunto, y sobre todo por lo que significa para ti.

Dicen las malas lenguas.

Muchas veces ocurre, que pasas mucho tiempo con una persona, y suceden cosas con ella, tanto buenas como malas, que pueden llegar a marcarte toda un vida. En ocasiones piensas que mucha gente pasa desapercibida por tu vida pero cuando pasas unos días sin ella, te das cuenta de lo mucho que te hace falta, de lo tanto que añoras su sonrisa, sus bromas, hasta sus defectos los echas en falta; y entonces es cuando sabes con certeza, que pasen las cosas que pasen, o que por mucho que transcurra el tiempo, nunca olvidarás eso momentos, y que nadie podrá sustituirla, porque ya no es una persona a parte, ni diferente, si no que ya forma parte de ti.